sábado, 17 de septiembre de 2011

Tu nombre.!


Traté de tomarte como mi inspiración al momento de acomodar
mis letras, busqué la forma de citar tu nombre en mi poesía;
Pensé que estando tu nombre presente la inspiración fluiría,
¿Acaso era necesario pretender basarme en tí para darme cuenta
que la escencia de mi escritura no se encuentra en tu nombre?
Si te llamases diferente, lo que me inspiras sería totalmente igual; 
si te nombro usando un apodo distinto, seguirás latiendo en lo 
más profundo de mí con la misma intensidad. Nada cambiará.
No es el acomodo de las letras usadas para referirte lo que me 
hace poner nerviosa, tampoco es si se escucha bonito...
Eres tú justamente con esos ojos, con esa cara, con ese cuerpo
rebozante de energía, con esas manos llenas de arte lo único
que me hacen amarte.
Porque escribiendo comprendo lo que divagando no logro acentar y
hace unos instantes mi mente esclareció mostrando mi error; No
necesito tu nombre para convertirlo en poesía, sin embargo necesito
la escencia que brota de tu intacta entereza, no para convertila en
prosa, porque el verso más hermoso se vuelve vergonzoso al lado de ti.



No hay comentarios:

Publicar un comentario